Desde hace varios años, trabajo en el Instituto "El Majuelo" de Gines. Allí, me afano en transmitir el valor del Arte, el espíritu de los artistas de cualquier época y el alma de sus obras. Intentando hacer sentir a mis alumnos el gusto por el gran Acto de la Creación. Inventando sus propias obras que entre el conocimiento y la intuición tengan el encanto de expresar su potencial vivo.
En esto estaba cuando tuve un accidente de tráfico y recuperándome de varias heridas me ausenté del Instituto. No podía pintar, solo pensar y pensar y dar vueltas sobre lo ya pensado.
Estaba realmente desesperado por la lentitud de la recuperación y haber tenido que aparcar todos mis proyectos. En ese momento crítico, de forma providencial, empecé a recibir muestras de apoyo y ánimo por parte de los alumnos del Instituto.
Me lo hicieron llegar por múltiples canales, pero en todos ellos latía un profundo y desinteresado afecto.
Ha pasado el tiempo y el accidente es ya una anécdota. Lo que no es pasajero han sido las muestras de cariño. Están ahí por dentro aflorando todavía. Dando fruto.
Y como muestra, esta mano que añade su efecto simbólico al de la paloma blanca. Queriendo trascender del propio cartel anunciador del
20 ANIVERSARIO o del
CERTAMEN DE TEATRO.