Pasear por Granada es un ejercicio para el cuerpo y para el alma. Pintando este paraje en uno de los lados de la Alhambra varias personas se acercaron a contarme historias de otros tiempos, de como se vivía allí y del estado semi salvaje de aquel rincón hacía no mas de cincuenta años.
Pude entonces ver que la ciudad de Granada es para los granadinos parte de sí mismos.
La verdad es que aquella mañana pintando, me reconcilié con la Humanidad una vez mas. Al tiempo que mi acuarela iba terminándose y empezaba a digerir su realidad, y pensando en aquellas historias de los vecinos, volví a comprender que había cosas importantes en las que quizás no siempre pienso...