Mi llegada a la Acuarela

MI LLEGADA A LA ACUARELA
Mi llegada a la Acuarela fue como si en algún momento me hubiese bajado de un tren y la hubiese encontrado allí de pronto. Nuestro encuentro tuvo mucho de casual. Desde entonces creo que existe la buena suerte. Los astros debieron alinearse ese día en el que decidí apuntarme en uno de esos Encuentros que organiza la Agrupación de Acuarelistas de Andalucía. Sin saber como me ví en medio de una Plaza pintando. Sintiendo cada soplo de aire a mi alrededor como si fuese un sólido y oyendo lejanos ruidos de gentes al pasar. El agua en mi cuadro parecía estar viva. Las cosas allí cambiaban a su gusto sin control. Acostumbrado a la inmobilidad del oleo, llegué a hablar en voz alta a pesar de estar solo. Mi concertación era el producto de un sin fin de pensamientos a los que no podía poner freno. Estaba entonces viajando en ese imaginario tren que iba a toda velocidad y sin freno. Al final, me fui rindiendo a la evidencia. Mi primera Acuarela como obra pictórica era catastrófica. Conforme aceptaba esta realidad, el tren se fue parando hasta llegar a una estación llamada LA ACUARELA. Al bajar, una vez en el andén pude leer un rótulo que alertaba: A partir de ahora, pintar un cuadro no será un acto placentero y relajante sino todo lo contrario. Una lucha con elementos cambiantes y un apasionante viaje a tu interior.
... y aquí sigo, desde entonces, atado a ese viaje...
Luis Lomelino. Acuarelista.

DEMOSTRACIÓN DE PINTURA A LA ACUARELA



VER, SENTIR, PINTAR UN JARDÍN Y POEMA PRESTADO



Poema prestado por Víctor Manuel Domínguez Calvo

"...la poesia es un jardín
en alta mar
y a la deriva.

Nada sabe el que llega,
nadie pretende a solas
regresar".


















ABSTRACTO. NO ICÓNICO. QUE SUGIERE

















"UN PASEO POR EL RIO"















"PINTAR UNA ACUARELA"

Desde el año 2003 realizo casi toda mi obra en acuarela.
Si pintar es pasión, pintar acuarelas es apasionante al cuadrado. El agua se vuelve incontrolable y el corazón sufre y vive con intensidad en cada lance. Porque así es como llamo a cada acto en que me juego todo lo invertido en un cuadro. Cada decisión que tomo puede tener consecuencias fatales o inesperados aciertos. El acto de pintar se convierte en un viaje al interior, en una experiencia intensa y única. Así, en esta travesía, veo al tiempo, mis acuarelas terminadas como si las hubiese hecho otro...
Cada acto, se convierte en una apuesta temeraria cuyo destino final nadie conoce. En este espacio íntimo donde los elementos hacen lo que quieren, el pintor es un espectador privileguiado mas que un autor.