Mi llegada a la Acuarela

MI LLEGADA A LA ACUARELA
Mi llegada a la Acuarela fue como si en algún momento me hubiese bajado de un tren y la hubiese encontrado allí de pronto. Nuestro encuentro tuvo mucho de casual. Desde entonces creo que existe la buena suerte. Los astros debieron alinearse ese día en el que decidí apuntarme en uno de esos Encuentros que organiza la Agrupación de Acuarelistas de Andalucía. Sin saber como me ví en medio de una Plaza pintando. Sintiendo cada soplo de aire a mi alrededor como si fuese un sólido y oyendo lejanos ruidos de gentes al pasar. El agua en mi cuadro parecía estar viva. Las cosas allí cambiaban a su gusto sin control. Acostumbrado a la inmobilidad del oleo, llegué a hablar en voz alta a pesar de estar solo. Mi concertación era el producto de un sin fin de pensamientos a los que no podía poner freno. Estaba entonces viajando en ese imaginario tren que iba a toda velocidad y sin freno. Al final, me fui rindiendo a la evidencia. Mi primera Acuarela como obra pictórica era catastrófica. Conforme aceptaba esta realidad, el tren se fue parando hasta llegar a una estación llamada LA ACUARELA. Al bajar, una vez en el andén pude leer un rótulo que alertaba: A partir de ahora, pintar un cuadro no será un acto placentero y relajante sino todo lo contrario. Una lucha con elementos cambiantes y un apasionante viaje a tu interior.
... y aquí sigo, desde entonces, atado a ese viaje...
Luis Lomelino. Acuarelista.

DEMOSTRACIÓN DE PINTURA A LA ACUARELA



TRADICIONAL ENCUENTRO EN ARACENA





Aunque el Encuentro lleva ya algunos años celebrándose, para mí ha sido la primera vez. Además, no conocía Linares de la Sierra. Ha sido toda una experiencia pintar en este pueblo durante todo un día. Pocos rincones tiene Andalucía tan  bonitos. A esto se suma la suerte que hemos tenido con el tiempo. Luz y sol para reventar. El paraíso para un acuarelista de estas tierras meridionales donde se comprende tan bien la representación de esos contrastes  fuertes y bellos. 





La Naturaleza verde y fresca tuvo su contrapunto en la monumental localidad de Aracena en el campanario del Castillo. 





Pongo aquí el resultado de este magnífico Encuentro que no sería tan grande si no fuera por la compañía de amigos y entusiastas acuarelistas que pintaron estupendas  obras.